Cada año, 38’5 millones de toneladas de peces son desechados y arrojados por la borda tras ser capturados. En tan solo 40 años, las poblaciones marinas han disminuido un alarmante 39% de media, y según el informe Planeta Vivo Azul de WWF, una de las principales causas es la sobreexplotación que afecta a más de un 30% de las poblaciones pesqueras mundiales.
En el mar Mediterráneo, las cifras empeoran: el 88% de las 85 especies de interés comercial es objeto de pesca excesiva, según datos de la misma organización. El pasado julio, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ya anunciaba en su informe SOFIA 2018 que el mar Mediterráneo y el mar Negro alcanzan los mayores niveles de sobreexplotación pesquera del planeta. Es el reflejo que cabría esperar en mares con menor capacidad de recuperación frente a las cifras mundiales de la insostenibilidad: “El 88% de la producción total de pescado, 151 millones de 171 millones de toneladas, se destinó al consumo humano directo en 2016”, declara el informe.
“Las cifras han disminuido considerablemente desde la década de 1980, cayendo a niveles que actualmente son un 70% más bajos de lo que se considera sostenible”, afirma la organización Oceana en su informe ‘La inacción no es una opción’.
Una Europa poco ambiciosa ante la sobreexplotación del Mediterráneo
El Parlamento Europeo se ha reunido con la intención de enfrentarse a este desafío y que la Comisión de Pesca realizase una votación sobre un plan de gestión para amortiguar el impacto ambiental de estas actividades en el Mediterráneo occidental, que incluye aguas de España, Francia e Italia, y recuperar especies comerciales clave en la región, como la merluza, el salmonete y las gambas.
“El resultado de esta votación es una oportunidad perdida para lograr la sostenibilidad pesquera”, afirma WWF, que considera que “este plan plurianual (MAP) no cumplirá con el objetivo establecido en la Política Pesquera Común de recuperar las poblaciones de peces a niveles sostenibles en los mares de Europa para el año 2020” debido a que las medidas acordadas en la votación son menos ambiciosas que las planteadas en la propuesta original, publicada por la Comisión a principios del año pasado.