El canibalismo tiene mala fama, pero cuanto más aprenden los científicos sobre él, más descubren que es una parte vital de la naturaleza.
La práctica de comerse a los de su propia especie es «muy común en todo el reino animal», afirma el biólogo Bill Schutt, autor de Cannibalism: A Perfectly Natural History y profesor emérito de Biología en la Universidad de Long Island (Estados Unidos). Es más frecuente en invertebrados y peces, pero el canibalismo se da en todos los grandes grupos animales.
Jay Rosenheim, entomólogo y nematólogo de la Universidad de California en Davis, añade que «durante mucho tiempo, la opinión generalizada entre los ecólogos era que el canibalismo era un comportamiento aberrante», provocado por el estrés del cautiverio o las condiciones antinaturales del laboratorio.
«Sólo en las últimas décadas se ha visto como una estrategia adaptativa para la supervivencia y la reproducción».
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En familia
Muchas especies canibalizan a sus crías, normalmente cuando una cría está enferma, es deforme o nace en condiciones en las que la madre no puede producir leche ni proporcionarle otros alimentos. Si una cría muere o es incapaz de sobrevivir, su cuerpo puede convertirse en una valiosa fuente de nutrientes para el progenitor. Esto se conoce como canibalismo filial.
Entre las especies que practican el canibalismo filial se encuentran los leopardos, los leones africanos, los macacos tonkeanos y muchas especies de peces.
Esta forma de canibalismo también puede darse mucho antes, cuando las crías aún son huevos. El canibalismo de huevos puede ser fácil, nutritivo y requiere poco esfuerzo.
«Si eres un bacalao y estás poniendo cinco millones de huevos, ahí delante tienes una fuente de alimento que no es amenazadora y es nutritiva», dice Schutt.
Las hembras de los peces cíclidos de África Central, llamados incubadores bucales de Burton, llevan los huevos en la boca. Sorprendentemente, un estudio reciente demostró que estas madres a veces consumen más de tres cuartas partes de sus propios huevos y crías.
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Rivalidad entre hermanos
En otras especies, los machos matan a crías no emparentadas con ellos, un acto conocido como infanticidio. En estos casos, como ocurre con la ardilla roja norteamericana, los machos matan y se comen a las crías que no son suyas o cuya paternidad es incierta. Al hacerlo, la hembra vuelve a estar en celo y lista para aparearse de nuevo rápidamente. El macho puede entonces protegerla de otras cópulas, asegurándose de que los cachorros son suyos. El infanticidio también se da en leones y chimpancés.