
El crecimiento del PIB de China se detuvo en el cuarto trimestre debido a las restricciones relacionadas con el Covid, pero aun así logró superar a un consenso pesimista que esperaba una contracción trimestral. De cara al futuro, la salida de China de su política de cero Covid debería impulsar el crecimiento hasta el 5,5-6% en 2023. Sin embargo, China se enfrenta a retos a más largo plazo, como la corrección en curso del sector inmobiliario, los datos demográficos negativos y el descenso del crecimiento de la productividad, lo que significa que es poco probable que sea el motor del crecimiento mundial que solía ser.
El Banco de Japón sorprendió a los mercados al mantener su política de control de la curva de rendimientos en su última reunión de esta semana, tras haber endurecido su política monetaria en su anterior reunión de diciembre. Seguimos pensando que el Banco de Japón endurecerá su política monetaria a lo largo del año en respuesta a las crecientes presiones inflacionistas, pero de forma gradual y no lineal. Contrariamente a la mayoría de los bancos centrales, el Banco de Japón parece creer que los cambios de política monetaria son más eficaces cuando son inesperados. Por lo tanto, la salida del control de la curva de rendimientos no será predecible, aunque el cambio de liderazgo en el banco central en primavera debería dar cierto impulso al proceso.
En el Reino Unido, el IPC descendió ligeramente hasta el 10,5% en diciembre, frente al 10,7% previsto. Sin embargo, el informe no tranquilizó mucho al Banco de Inglaterra; no solo la inflación se mantuvo en territorio de dos dígitos, sino que la subyacente se mantuvo en el 6,3%, muy por encima del objetivo. La atonía de la inflación en los servicios, el mayor crecimiento de los salarios, la evolución de las expectativas de inflación y las negociaciones salariales implican que el Banco de Inglaterra seguirá probablemente endureciendo la política monetaria en su próxima reunión de principios de febrero.
En la zona euro, la inflación quedó en el 9,2% en diciembre, frente al 10,1% de noviembre. El descenso se debió al componente energético, arrastrado por la bajada de los precios del petróleo y las subvenciones alemanas, mientras que la inflación subyacente subió del 5% al 5,2% en diciembre. De cara a 2023, es probable que la inflación general siga tendiendo a la baja, reflejando los recientes descensos de los precios de la energía, los efectos de base y el impacto de la disminución de las interrupciones del suministro mundial. No obstante, la inflación subyacente suele ser rígida y de evolución lenta, y probablemente mantendrá la inflación general por encima del objetivo a lo largo de este año.